domingo, 20 de noviembre de 2011

LAS HERMANAS MIRABAL


25 DE NOVIEMBRE

¿Por qué se conmemora el 25 de noviembre el día contra la violencia contra las mujeres?

Porque el 25 de noviembre de 1960 se produjo el asesinato de las hermanas Mirabal en República Dominicana bajo la dictadura del general Trujillo.

LAS HERMANAS MIRABAL

Las hermanas Mirabal, también conocidas como Las Mirabal (Patria, Minerva  y María Teresa ) fueron tres hermanas dominicanas que se opusieron fervientemente a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Una cuarta hermana, Dedé, no tuvo un papel activo en las actividades hechas contra el dictador. Cabe destacar que Patria Mercedes no tenía el mismo nivel de actividad política que sus otras hermanas. Ella las apoyaba, incluso prestaba su casa para guardar armamentos y herramientas de los luchadores, pero quienes siempre dieron la cara fueron Minerva y María Teresa. Patria se une al ver el ejemplo de sus hermanas.

Primeros años, estudios y activismo antitrujillista

Archivo:Mirabal old house.jpg

Casa donde vivieron y crecieron las hermanas Mirabal


Las hermanas Mirabal crecieron en un hogar rural. El padre de las hermanas Enrique Mirabal fue un importante hombre de negocios.

Estudiaron como internas en el prestigioso colegio dirigido por monjas españolas donde, tanto Minerva como María Teresa, destacaron por su inteligencia e interés en el estudio.

Cuando Trujillo llegó al poder, su familia perdió casi toda su fortuna. Las Mirabal creían que Trujillo llevaría al país al caos y por ello entraron a formar parte de un grupo de oposición al régimen. Dentro de este grupo eran conocidas como Las Mariposas, se les conocía así, porque ese era el nombre con que Minerva se identificaba en las relaciones políticas. Dos de las hermanas, Minerva y María Teresa, fueron encarceladas, violadas y torturadas en varias ocasiones. A pesar de estas situaciones, continuaron en su lucha por terminar con la dictadura. Después de varios encarcelamientos, Trujillo decidió terminar con las hermanas.

Trama de Trujillo, emboscada y posterior asesinato

En mayo de 1960, las hermanas Minerva y María Teresa habían sido juzgadas en Santo Domingo, al igual que sus esposos, por atentar contra la seguridad del estado. Se les declaró culpables y fueron condenadas a tres años de prisión pero ellas no durarían mucho en la cárcel. En un gesto extraño, por disposición expresa de Trujillo, Minerva y María Teresa Mirabal fueron puestas en libertad, sus maridos sin embargo, continuaron en prisión. No habían pasado un par de semanas y ya existían informes sobre reuniones secretas contra el régimen encabezadas de nuevo por las Hermanas Mirabal. Además Trujillo empezó a tener problemas a nivel internacional. Todo ello determinó a ordenar un plan para desaparecer definitivamente a las Hermanas.

El 25 de noviembre, tras 2 intentos en que los militares volvieron sin cumplir el asesinato “porque las hermanas viajaban con niños”, Minerva y Teresa viajaban con un chofer y otra de sus hermanas (Patria). Tras despedirse de sus respectivos maridos en la prisión,  las tres mujeres y el chofer, salieron y fueron detenidos por cuatro hombres. Las tres mujeres fueron obligadas, a punta de pistola, a subirse al asiento trasero del vehículo de un coche, mientras tres hombres se montaban con el chofer en el su coche, dirigiéndose hacia estaba una casa, en la que les esperaba el capitán de los hombres para darles las instrucciones finales.



Casa donde vivieron las Hermanas Mirabal los últimos 10 meses de su vida.






Los dos vehículos entraron al patio de la casa. Las hermanas y el chofer fueron llevados a la fuerza por los sicarios (asesinos pagados) dentro de la casa. Entraron en la casa y se repartieron pañuelos para ahorcar las víctimas, después las apalearon hasta morir para luego introducir los cuerpos en el coche y simular un accidente de tráfico.

Repercusiones

Trujillo creyó en el momento que había eliminado un gran problema. Sin embargo, el asesinato le trajo muchos problemas y fue el principio de su fin. La muerte de las Mirabal causó gran repercusión en la República Dominicana. La publicidad dada al caso provocó que el pueblo dominicano se mostrara cada vez más decidio a apoyar a las Mirabal y sus ideales.

El dictador fue asesinado el 30 de mayo de 1961.

Fuente: Wikipedia     

La película EN EL TIEMPO DE LAS MARIPOSAS da vida a los últimos tiempos de las Hermanas Mirabal.

LAS MUJERES QUE ESCRIBEN TAMBIÉN SON PELIGROSAS

Stefan Bollmann


La literatura ha sido tradicionalmente un terreno reservado a los hombres y, hasta bien entrado al siglo XX, la escritura era considerada como una manifestación de la arrogancia femenina. Sin embargo, ya en el siglo XIII algunas mujeres se atrevían a escribir en un mundo en el que sólo unas poquísimas privilegiadas tenían acceso siquiera a la lectura.

Esta interesante y reveladora obra, llena de ilustraciones y fotografías propone repasar la trayectoria de las escritoras más destacadas que ha dado la historia desde el siglo XII: las hermanas Brönte, Jane Austen, George Sand, Virginia Woolf, Irene Némirovksky Tony Morrison, Doris Lessing y muchas otras.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Clara Campoamor. Una buena miniserie de TVE


La historia de la lucha de una mujer por el voto femenino en España.
“Tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el Derecho Natural, el Derecho Fundamental que se basa en el respeto de todo ser humano, y lo que hacéis es detentar un poder; dejad que la mujer se manifieste y veréis como ese poder no podéis seguir detentándolo….”
Clara Campoamor, en el Congreso de los Diputados el 1 de octubre de 1931
Y las españolas votaron en las elecciones Generales de 1933
  Clara no renovó su escaño y más tarde abandonó el partido

viernes, 18 de noviembre de 2011

CLARA CAMPOAMOR

Presentación en PP sobre la vida de Clara Campoamor y su lucha por el voto femenino




Presentación

jueves, 17 de noviembre de 2011

LAS MUJERES QUE LEEN SON PELIGROSAS

Relegadas tradicionalmente a papel secundario y a menudo pasivo en la sociedad, las mujeres encontraron muy pronto en la lectura una manera de romper las estrecheces de su mundo. La puerta abierta al conocimiento, la imaginación, el acceso a otro mundo, un mundo de libertad e independencia, les ha permitido desarrollarse y adoptar, poco a poco, nuevos roles en la sociedad. A través de un recorrido por las numerosas obras de arte que reflejan la estrecha relación entre libros y mujeres, Stefan Bollman rinde un sentido homenaje a las mujeres y confirma el excepcional poder que confiere la lectura.

El Código Hammurabi y la mujer

Presentación de Indiana Pascual de 3º A sobre el tratamiento de la mujer en el Código Hammurabí de la antigua Mesopotamia.

Presentación

martes, 15 de noviembre de 2011

Las desigualdades de las mujeres en la india. Ilustrativo artículo de la fundación Vicente Ferrer

Acceso a artículo

jueves, 10 de noviembre de 2011

Un cortometraje sobre violencia de género.

http://www.youtube.com/watch?v=KCxXnWWqiQc
Realizado por alumnos del IES Benalmádena para la asignatura de educación para la ciudadanía de 3º de la ESO

La mujer en la Grecia de la Época helenística

La mujer en la Época Helenística

La cantidad de información disponible sobre las mujeres de la época helenística es sorprendentemente amplia.
La abundancia de información sobre las mujeres de la realeza se debe tanto al impacto de estas mujeres en los escritores antiguos como a que ellas mismas se involucraron en la vida política de los hombres.



Muerte de Cleopatra por Jean-André Rizens.


La acción de otras mujeres  puede también verse en actuaciones públicas, cómo algunas mujeres libres, consiguieron una mayor influencia en asuntos políticos y económicos, y al mismo tiempo, explicaron sus opiniones sobre el matrimonio, el papel de la mujer, la educación y la conducta en sus vidas privadas.

La experiencia de las mujeres, desde las esclavas y heteras hasta las reinas, fue recogida y preservada en las creaciones culturales del periodo. Un estudio cuidadoso de las representaciones de la mujer en la escultura, comedia, cerámica pintada y otras artes muestra una mayor atención a sus experiencias sexuales y a la naturaleza de su vida cotidiana.

El comentario de los filósofos, revela que la posición de las mujeres cambió a medida que también lo hacía la sociedad durante este periodo.

Esposas y madres de los conquistadores macedonios

Entre las familias reinantes de Macedonia, la relación entre madre e hijo podía ser mucho más fuerte y significativa que la de marido y mujer. Muchos reyes macedonios se permitían una poligamia tanto formal como informal, razón por la cual se resistían a menudo a conferir un estatus privilegiado a alguna de sus esposas (lo que hubiera también aclarado cuál de sus hijos era el designado como sucesor al trono), propiciando así un clima de intriga y lucha por el poder dentro de su corte que podía terminar con su propia muerte a manos de una madre hambrienta de poder conspirando en nombre de su hijo.

La historia nos muestra a las reinas macedonias como ambiciosas, astutas, y en muchos casos, despiadadas. Los elementos comunes de estos relatos cuentan la eliminación, a menudo por el veneno, de antagonistas políticos y reinas rivales así como de sus progenies, el asesinato del marido, y la esperanza de la reina de que podría disfrutar de un mayor poder en el reino de su hijo del que gozaba cuando era su marido el que ocupaba el trono. Estas son mujeres que competían en una palestra tradicionalmente masculina y que utilizaban con toda decisión armas y técnicas de hombres, además del veneno, reputado como «arma de las mujeres».
Aparte de Cleopatra VII, las más poderosas e ilustres de las princesas macedonias fueron Olimpia y Arsínoe II. Olimpia es famosa por ser la madre de Alejandro Magno. Olimpia luchó contra esposas rivales, amantes e hijos con objeto de asegurar a Alejandro la sucesión al trono de Macedonia. Aunque finalmente fue derrotada y condenada al exilio, fue claramente una mujer de genio y determinación. Se la culpó de la muerte de su esposo, injustamente con toda probabilidad. Mientras Alejandro estaba en campaña, Olimpia presidía la corte en Macedonia.

Aunque el modelo de alianzas entre madres con poder y sus hijos fue repetido una y otra vez, las mujeres también fueron usadas en roles pasivos por los reyes helenísticos en forma paralela a la empleada por los tiranos griegos. Los matrimonios de las princesas macedonias, por ejemplo, eran a menudo arreglados por sus mayores varones para cimentar alianzas entre los hombres, es decir, entre estos y los maridos. Estos matrimonios eran desechos cuando aparecían nuevas alianzas políticamente más atractivas.
Por supuesto, el rechazo de una reina por su esposo por otra de sus mujeres podía terminar violentamente, y una vez que los padres de la esposa rechazada se veían afectados se podían producir enfrentamientos internacionales.
Resto de mujeres


Figurillas de terracota de mujeres. Arte helenístico, siglos III-I a.C.

Algunas mujeres obtuvieron concesiones de derechos políticos o de ejercicio de actividades públicas. Otras obtuvieron la ciudadanía honoraria, otra mujer, fue la primera mujer que construyó una presa y un acueducto.

Estas mujeres eran excepcionales, pero muchas otras continuaron siendo excluidas de la participación en el gobierno. Pero desde entonces los privilegios fueron mucho menos favorables para los hombres de lo que habían sido en las ciudades-estado del mundo griego clásico. Por un lado, la diferencia de los privilegios masculinos y femeninos era meno y por otro, los hombres estuvieron más dispuestos a compartir con las mujeres los privilegios que tenían

El matrimonio

Al avanzar la era helenística empezó a ser normal los contratos matrimoniales se hacían simplemente porque un hombre y una mujer acordaban compartir sus vidas. Una mujer podía casarse aunque su padre estuviera en contra. De acuerdo con las leyes anteriores de Atenas, Roma y Egipto, un padre podía disolver el matrimonio de su hija aún en contra de ésta. Por supuesto, las leyes romanas y egipcias también reconocieron que si quería permanecer casada podría hacerlo así.

El divorcio

El divorcio está previsto en numerosos contratos matrimoniales, permitiendo a marido y mujer iguales oportunidades para repudiarse mutuamente. También se han hallado escrituras de divorcio. Los hijos tenían que ser mantenidos por el padre, aunque no vivieran con éste. Esta medida era justa, ya que lo normal era que la propiedad común quedara en manos del marido. La esposa normalmente pierde tras la disolución de su matrimonio, ya que no recibe parte alguna de los bienes del matrimonio sino, simplemente le devuelven la dote que aportó.

Actividades económicas de las mujeres







Mujer llevando una hidra, hacia 350 a.C.


La capacidad legal de la mujer para tener beneficios de actividades económicas se incrementó durante este periodo. No sólo en Egipto, sino en otras áreas del mundo griego, mujeres respetables participaron cada vez más en actividades económicas. Las mujeres griegas ejercían un control sobre sus esclavos, los registros de tierras muestran mujeres que poseían tierras. Mujeres casadas, asistidas por sus tutores, pedían dinero a préstamo —lo que sugiere que eran ellas mismas las responsables de sus deudas particulares. También había mujeres con fortunas personales, no de sus maridos.

En Atenas
Uno de los últimos monumentos funerarios de este tipo antes de la ley de Demetrio de Falero prohibiéndolos. Hacia 325-310 a C.

En Atenas, contrastando con otras partes del mundo griego, hubo muy poca, por no decir ninguna emancipación legal o económica de la mujer. Las ideas éticas de Aristóteles reflejaban que la parte intelectiva del alma femenina era débil y necesitaba de una supervisión. Se estableció una junta de supervisores de la mujer, que censuraban su conducta e incluso controlaban cuando iban a fiestas y banquetes. Aristóteles opinaba que la supervisión de la conducta de las mujeres era conveniente para regular las extravagancias de las clases ricas, ya que las pobres carecían de esclavos y se veían obligadas a enviar a sus mujeres a la calle a hacer recados como si fueran sirvientes. Las mujeres ricas e independientes, como las espartanas y las prostitutas, podían presumir de las riquezas que realmente poseían, pero la esposa de un hombre rico, debía ser un signo de la prosperidad de su esposo.

Fuente: Wikipedia

miércoles, 9 de noviembre de 2011

La mujer en la Antigua Grecia I. Atenas y Esparta

En Atenas

Atenas es la principal fuente de información sobre las mujeres en Grecia. Es difícil saber en qué punto las características atenienses pueden aplicarse a las otras ciudades griegas.

 Hijas y mujeres de ciudadanos



Mujer ateniense vistiendo quitón


La mujer ateniense era una eterna menor, que no poseía ni derechos jurídicos ni políticos. Toda su vida, debía permanecer bajo la autoridad de un tutor: primero su padre, luego su marido, su hijo si era viuda o su más próximo pariente.

Su existencia no tiene sentido más que para el matrimonio, que ocurría generalmente entre los 15 y 18 años. Era un acto privado, un contrato concluido entre dos familias. Curiosamente, el griego no tiene una palabra específica para designar el matrimonio.  La ciudad no era testigo ni registra en un acta cualquiera este acontecimiento para conferir a la mujer el estatus matrimonial. De manera general, la joven no tenía ni una palabra que decir en su futuro matrimonio.

Con su propia persona, la joven casada aportaba también su dote a su nueva familia. Consistía generalmente de dinero. La dote no era propiedad del marido: cuando su mujer moría sin hijos o en caso de divorcio consentimiento mutuo, la dote debía ser devuelta. Cuando la suma era importante, tenía que hacer una hipoteca especial: un bien inmobiliario era empeñado como contrapartida y se le podía embargar la tierra.

El divorcio a iniciativa de la esposa no debía normalmente estar permitido: sólo el tutor podría pedir la disolución del contrato. Sin embargo, los ejemplos muestran que la práctica existía.

Una estricta fidelidad era requerida de parte de la esposa: su papel era dar nacimiento a hijos legítimos que pudieran heredar los bienes paternos. El marido que sorprendía a su mujer en adulterio, tenía el derecho de matar al seductor en el acto. La mujer adúltera, podía ser devuelta, el esposo burlado estaría en la obligación de hacerlo. En cambio, el esposo no estaba sometido a este tipo de restricción: podía recurrir a los servicios de una hetera o introducir en el hogar conyugal una concubina— a menudo una esclava, pero podía ser también la hija de un ciudadano pobre.
Cuando una hija era la única descendiente de su padre es decir no tenía ni hermanos, ni hijos de hermanos que pudieran heredar, no podía heredar, pero estaba «atada a la herencia». En decir, debía casarse con su más próximo pariente: a través de ella, los bienes familiares pasaban a su marido, luego a sus hijos, los nietos del difunto.


                                                                                                     Mujeres lavando la ropa
En la ciudad

Las mujeres de buena familia tenían como principal papel mantener la casa. Eran confinadas en el gineceo, literalmente la «habitación de las mujeres», rodeadas de sus sirvientes. No iban fuera del dominio familiar más que para cumplir funciones religiosas. En cambio, las mujeres del pueblo ayudaban a la economía familiar vendiendo aceitunas, frutos y hortalizas, hierba, tejidos, aceites perfumados, peines, pequeñas alhajas… Manejaban pues dinero.                                                                                 
                                                                                                                        
 Metecas (extranjeras) y esclavas

Se sabe poco de las mujeres metecas, excepto el montante del impuesto que las afectaba, era para ellas de seis dracmas anuales, frente a doce para un hombre. Muchas de ellas seguían simplemente a su marido, llegado a Atenas por negocios o para seguir las enseñanzas de un maestro reputado. Se puede suponer que su modo de vida era semejante al de las hijas y mujeres de los ciudadanos.

Una minoría estaba constituida de mujeres únicamente llegadas a Atenas para obtener fortuna. Las más pobres acababan a menudo como prostitutas en los burdeles. Las mujeres más educadas podían convertirse en cortesanas, eran las compañeras casi oficiales de los hombres de negocios y de los políticos atenienses. La más célebre de ella era Aspasia, compañera y segunda esposa de Pericles, por la cual abandonó a su mujer legítima. Bella, inteligente, acogía a la élite intelectual de su época, y se codeaba de igual a igual con los hombres. Como reverso de la moneda, fue el blanco de los autores cómicos que la describen como una vulgar encargada de un burdel y una intrigante.

En Esparta

Esparta se distingue de las otras ciudades griegas en que sitúa a las mujeres más o menos en pie de igualdad con los hombres; todas estaban sometidas al Estado y su fin primero, era la reproducción de soldados vigorosos y disciplinados.

La educación
Jóvenes espartanas ejercitándose en la lucha, Edgar Degas.

 Esparta presentaba la particularidad de tener un sistema educativo obligatorio para todos y organizado por el Estado, donde otras ciudades dejaban a los padres como únicos responsables de sus hijos. Además, no era sólo obligatorio para los chicos, sino también para las chicas. El fin del sistema, para los chicos, era producir soldados disciplinados, para las chicas formar madres vigorosas, que parieran niños fuertes y sanos. Como en el caso de los chicos, comenzaban a la edad de 7 años. Se acababa hacia los 18 años, edad a la cual las jóvenes se casaban. Comprendía dos planes deportivos: por un lado un entrenamiento físico (que se realizaba desnudos y ejercitaban chicos y chicas por separado) para dar firmeza al cuerpo; por otro, la música que englobaba el baile, la poesía y el canto.

El matrimonio

Durante la época clásica, se encuentran dos sistemas concurrentes en Esparta: el primero, tradicional, era común a todas las ciudades griegas. Se trataba de asegurar la prosperidad de la línea familiar. El segundo se sometía al ideal igualitario estatal: se trata de producir chicos fuertes.

El matrimonio se producía más tarde que en las otras ciudades: el marido tenía alrededor de 30 y su mujer, sobre 18. Daba lugar a una curiosa forma de inversión: la intermediaria afeitaba el cráneo de la esposa, le proporcionaba vestidos y la dejaba sola en un pajar, a oscuras. El esposo, al salir de la sisitia (comida en común) se reunía con su mujer, siempre en la oscuridad, y después de tener una relación con ella, volvía a marcharse para reunirse con sus compañeros de dormitorio. El matrimonio permanecía así secreto, hasta el primer hijo (así no se cansan de una vida en común).

Las mujeres ejercían una forma de control sobre su matrimonio. Si los viejos maridos no cumplían eran incitados a «prestar» a sus mujeres a jóvenes fuertes, así las mujeres tomaban a veces un amante, de modo que el niño que naciera pudiera heredar dos lotes de tierra en lugar de uno.

Fuente: Wikipedia

La mujer en el Antiguo Egipto

    

El lugar que ocupaba la mujer en el Antiguo Egipto puede parecer sorprendente por su "modernidad", si se compara con el que ocupaba en la mayoría de países de la época, e incluso de épocas posteriores.



Aunque hombre y mujer tradicionalmente tenían derechos bien diferenciados en la sociedad, no parece que hubiera una barrera insuperable para quien quisiera variar el esquema. El egipcio de aquel tiempo reconoce a la mujer, no como igual al hombre, pero sí como su complemento. Este respeto se expresa claramente en la teoría, pero es bastante difícil determinar cuánto se aplicaba en la vida cotidiana de los egipcios. Eso sí, está muy distante de la sociedad griega dónde la mujer era considerada como "un menor de edad eterno". Por otra parte, la literatura egipcia no duda en presentar la mujer como frívola, caprichosa y poco fiable, pero a pesar de todo, las egipcias se beneficiaron de una posición que se encuentra en pocas sociedades.

Busto de mujer



Igualdad ante la ley
Dueña de la casa
Nebet-per
Nb.t-pren jeroglífico
V30
X1
O1
Z1
Para los antiguos egipcios, los niños eran lo más importante. En la familia, la mujer era la "dueña de la casa", a diferencia de la Antigua Grecia o Roma, donde el pater familias era el hombre.
Por lo que sabemos, parece que varón y mujer eran iguales ante la ley, en contraste con el derecho griego y romano. Ellas podían manejar su propia herencia o estar al frente de un negocio, como la dama Nenofer ; podían ser también médicos, como la dama Peseshet.


Escena de caza.

Al casarse, la mujer mantenía su nombre, con el añadido “esposa de X”, lo que es natural ya que el matrimonio no constaba como un acto administrativo, cosa rara en un Estado con la mayor burocracia posible, ni tampoco era una demostración religiosa. Simplemente, ratificaba el hecho de que un hombre y una mujer deseaban convivir, eso en el caso en que se hiciera un contrato matrimonial, que no era necesario más que a efectos económicos para diferenciar el Patrimonio de cada cual.
El marido debía garantizar el bienestar de su esposa, incluyendo, por supuesto, lo material. El escriba Ani del Imperio Nuevo aconsejaba así al futuro esposo:
"Si eres sabio, mantén tu casa, ama a tu mujer, aliméntala apropiadamente, vístela bien. Acaríciala y cumple sus deseos. No seas brutal, obtendrás más de ella por la consideración que por la violencia: si la empujas, la casa va al agua. Ábrele tus brazos, llámala; demuéstrale tu amor".
Por supuesto las cosas no siempre transcurrían de forma idílica, y el divorcio estaba admitido. Se daba por iniciativa de uno u otro cónyuge: si lo pedía el marido, tenía que ceder una parte de los bienes a su esposa; si era la mujer quien tomaba la iniciativa, ella tenía la misma obligación, pero en una medida menor. Existía la posibilidad de poner un recurso ante la Administración, para recuperar los bienes del hogar y podía ganar el juicio y casarse de nuevo.

El himno a Isis, muestra esta igualdad de la mujer y el hombre, dirigiéndose a la diosa "el honor del sexo femenino": "Eres la dueña de la tierra [...] tú has dado un poder a las mujeres igual al de los hombres"'.
También se la consideraba compañera de su esposo, y solía acompañarle en múltiples ocasiones a cazar y a pescar, cogidos de la mano y a veces desempeñaba el papel de consejera, incluso en asuntos políticos.
Desgraciadamente, la insistencia de los moralistas egipcios en recordar al hombre sus deberes hacia las mujeres, hace suponer que no fue raro en la práctica que los varones abusaran de su posición.

Los hijos, frecuentemente, se designaban con el nombre de su madre, ya que el nombre del padre era secundario. Había un gran vínculo entre generaciones familiares siendo norma que los hijos cuidaran a sus progenitores ancianos. En familias acomodadas, la mujer tenía sus propias estancias, el opet, donde convivía con sus hijos y los criados.

Son innumerables las representaciones de las mujeres al lado de su marido. Durante el Imperio Antiguo, aunque las representaciones de las mujeres estaban jerarquizadas y eran de menor tamaño que la de sus maridos, su importancia social era destacable, pues además, las propiedades pasaban de madres a hijas.
A partir de la disnatía XVIII  fue representada en todos los monumentos construidos por su marido, y en condiciones casi de total igualdad con él. Similar sería el caso entre Ajenatón y su esposa Nefertiti.


Reinas

 

Raras son las civilizaciones antiguas donde la mujer podría alcanzar puestos sociales importantes. En Egipto, no sólo no son raros los ejemplos de mujeres como funcionarias de alto rango, sino que asombra otra vez (por la época), el descubrir a mujeres en la función suprema de faraón. Más que un movimiento feminista, es necesario ver allí una señal de la importancia de la teocracia en la sociedad.



Hatshepsut

La sociedad egipcia de la antigüedad, como muchas otras civilizaciones de la época, utilizaban la religión como punto de referencia. Así se justificó el derecho al trono de los faraones: en tanto que eran ungidos de los dioses, tenían derecho divino al trono.

Generalmente, en las sociedades antiguas la transmisión del derecho a gobernar era por línea masculina: El hijo heredaba el poder, y en el caso en que el rey no hubiera tenido ninguno, el trono recaía en los miembros masculinos más cercanos de la familia, tal como hermanos, primos o tíos. Pues aunque el monarca tuviera hijas, éstas no podían alcanzar el poder, salvo en el caso de que las hubieran casado con el futuro rey.

En la civilización egipcia, esta obligación de transmisión masculina no tuvo ningún valor; la sangre real era el factor de legitimidad divina, el criterio extraordinario para el acceso al trono: esa legitimidad la transmitían las mujeres, por lo que los herederos varones de esposas secundarias se casaban con sus hermanas, hijas de la Gran Esposa Real, que a su vez eran hijas de la anterior Gran Esposa Real. Por eso, la esencia divina podía ser entregada a la Gran Esposa Real, como fue el caso de Nefertiti, casada con Ajenatón.

Así, los egipcios prefirieron ser gobernados por una mujer de sangre real (por lo tanto divina, según la religión) antes que por un hombre que no la tuviera. Por eso, en tiempos de crisis sucesorias, las mujeres tomaban el poder. Es de señalar que en ese caso, la reina faraón adoptaba todos los símbolos masculinos, por lo que existen dudas del sexo de ciertos faraones, que podrían ser o no, mujeres.

No fue raro en Egipto ver a las mujeres ascender al trono, como hizo Hatshepsut, que aqui ocupó el lugar de su sobrino, o la famosa Cleopatra, Cleopatra VII (69 a 30 a. C.), que expulsó a su hermano Ptolomeo XIII del trono. Fue tan conocida por su "belleza" como por sus amores sucesivos con Julio César y Marco Antonio, dependiendo ambos de ella para legitimar su coronación como reyes de Egipto.

Entre las reinas-faraón más conocidas están:

Es necesario tener también en cuenta el papel considerable, tanto en el aspecto político como en el diplomático, de varias Grandes Esposas Reales. En el Imperio Nuevo la Gran Esposa Real era investida a menudo de un papel divino: "Esposa del dios", "Mano del dios"; Hatshepsut fue la primera Gran Esposa que recibió este último título. Adquirían gran prestigio. Estas mujeres fueron parte de los gobernantes de Egipto.


Funcionarias


Hubo mujeres que fueron funcionarias de alto rango,. No obstante, encontrar una mujer con tal responsabilidad era extremadamente raro. Excepto en el Imperio Nuevo, donde toda "función pública" fue atendida por varones, las mujeres ocuparon puestos de escriba de diferentes categorías en la administración, cargos muy importantes ya que en sus manos estaba la economía del país.

Plañideras


Eran mujeres a las que se pagaba para que acompañasen al cortejo fúnebre, al que precedían danzando, llorando y lamentándose, en recuerdo del difunto. En el antiguo Egipto, se purificaban previamente masticando natrón, y se perfumaban con incienso; vestían totalmente de blanco o azul y usaban pelucas rizadas de las que se arrancaban los cabellos. También eran llamadas "Cantoras de la diosa Hator".

Empresarias


La mujer egipcia mantenía su independencia después del matrimonio, y podía tener su propio negocio, pudiendo ejercer una amplia variedad de oficios: había comadronas, tejedoras, intendentes; o bien colaboraban con el negocio de su marido, ayudándole. Esto último era particularmente frecuente entre los campesinos, entre los cuales era habitual compartir el trabajo con toda la familia.


Había más trabajos que desarrollaban las mujeres, como tocar instrumentos musicales o danzar.

Fuente: Wikipedia

Presentación sobre publicidad sexista

Somos Indiana y Charlotte, hemos hecho un trabajo de publicidad sexistas.
Presentación

jueves, 3 de noviembre de 2011

ANÁLISIS DE PUBLICIDAD

MI+D Un lugar para la ciencia y la tecnología. La imagen de la mujer en la publicidad
Publicidad sexista.
Roles del hombre y la mujer en la publicidad. UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA. Video (4 partes)

MADRES, BURKAS Y MARUJAS

Artículo de Arturo Pérez Reverte en El Semanal XL